viernes, 5 de agosto de 2011

Mi tolerancia

Hace ya varias semaanas que planeaba escribir una nueva entrada para este collage de ideas al que llamo bitácotra. Sin embargo, mis múlltiples ocupaciones me lo han impedido (En esta ocasión no solo es Facebook, en serio. Pues casi no he podido conectarme).

Tenía pensado hablar respecto a la idiotez y cómo algo tan absurdo como los desvaríos de un hebrio, con el soporte de una de las compañías televisoras que mas idioteces producen y promueven a nivel mundial (Así es, me refiero a Televisa, neta, es una mierda), logran permearse en todos los niveles de la sociedad, al punto que estaban considerando cambiar el Himno Nacional Mexicano de “Mexicanos al grito de guerra” por “Mexicanos al grito de FUAAAAA!!!!” (si, la verdad es que estoy exagerando, pero los dirigentes políticos de nuestro país son tan idiotas como el mismo grupo Televisa, así que no descarten la posibilidad... O_O).

Pero el tiempo pasó y esa diarrea mental que invadió al país lentamente fue desapareciendo y ahora son unos cuantos los que aún siguen empeñados en imitar a un borracho (lo cual no es para mí un alivio pues estoy seguro que el siguiente brote de carencia cultural se está cocinando ya para imbuirselo al pueblo carente de visión y razón). Así que decidí dejarlo por la paz y mientras hurgaba dentro de mi infinita inspiración (Lo reitero Wikipedia es nuestro Dios y San Google su Profeta... hahaha), apareció una nueva noticia que permeó en uno de los reducidos grupos sociales.

En un programa de televisión denominado “La Rosa de Guadalupe” (que según tengo entendido, es algo así como mujer casos de la vida real. Una serie de programas cortos en donde se muestran los problemas de las madres de familia mexicanas que tienen que lidiar con abusos maltratos  y todas esas cosas, pero con un enfoque católico, en donde todo es resuelto gracias al poder divino de la virgen morena) se emitió una historia referente a los “Otakus” (son gente rara que les gusta ver caricaturas japonesas y que por lo general están interesados en todo lo referente a esta cultura oriental debido a la influecia que el anime o manga tienen dentro de estos grupos sociales).

Para ser sincero, no vi el programa, ni tengo curiosidad de verlo (porque la verdad es que detesto ese tipo de dramas y estoy en contra de que se difunda un mensaje religioso por televisión). Pero, éste causó una gran conmosión dentro de estos grupos “Otakus” (de los cuales debo confesar, soy parte), porque según ellos, se les hacía ver como gente mentalmente dañada (pero la neta si estamos todos dañados O_o).

De verdad, jamás había visto una movilización de ese tamaño desde que los “Emos” eran perseguidos por los “Punks” para romperles el alma y debo de confesar que me preocupa bastante que la gente solamente se una para idioteces de este tipo, y que para clamar justicia o paz, sean unos cuantos los que demuestren interés y compromiso.

Todo esto me lleva a pensar únicamente dos cosas:

  • El pueblo mexicano es una masa informe, capaz de ser moldeada a voluntad por los medios de difusión masivos. En la que radica el mayor de los males: “La Apatía”.
  • El pueblo mexicano es un ente introvertido, incapaz de ver mas allá de sí mismo y que acepta el debate, ni conoce la tolerancia. En el que radica el mayor de los males: “La Apatía”.

Así es, la apatía es un factor que se repite constantemente en los patrones de conducta sociales de nuestro país.

¿Qué tiene que ver la apatía con los “Emos, Punks, Otakus y el FUA? Pues casi nada, es mas bien con el resto de la sociedad. Porque la apatía es la que nos impide sentir empatía por las cosas que no son de nuestro agrado, muchas veces decimos que algo no nos gusta sin haberlo probado antes, por ser apaticos y no darnos la oportunidad de experimentar cosas nuevas. Y esto produce la intolerancia en todos los niveles y sectores de la sociedad.

Hace algunos años, yo era una de las personas mas intolerantes del mundo, odiaba a todas las personas que no concordaran con mi manera de pensar, por la simple y sencilla razón de que yo estaba seguro de que lo que yo pensaba era lo correcto y no me interesaba conocer la contraparte.

Asi que odiaba a las personas que escuchaban banda y les creía idiotas, odiaba a los homosexuales y a todos aquellos que no estuviesen interesados en temas esotéricos. Para ser mas preciso, odiaba al 90% de la población mundial. Incluso me reía de las personas que veían anime.

Hasta que mis amigos empezaron a jugar un juego de cartas que a mi me llamó mucho la atención, y decidí aprender a jugarlo también. Entonces me vi encasillado dentro de un pequeño grupo, al que la gente veía con desdén por considerarse el juego como algo para niños.

Mis amigas de las que me reía por ver anime, se reían ahora de mi. Y aunque tratara de explicarles que la estrategia que requería el juego era algo que no tenía nada que ver con un nivel de capacidades intelectuales de un niño, mis palabras se estrellaban en oidos sordos.

Fue entonces que me di cuenta que estaban cerradas a mis argumentos, de la misma forma que yo había estado cerrado a los suyos con anterioridad. Así que decidí pedirles que me recomendaran un par de series Anime para ver, a fin de poder cambiar mi actitud y darle una oportunidad a lo desconocido.

Sorprendentemente, las series que me recomendaron fueron totalmente de mi agrado, pues ellas conocían mi personalidad y me recomendaron un par de comedias románticas que me tuvieron siempre a la expectativa.

A partir de eso, me di cuenta que había estado equivocado y que no necesariamente algo que parecen caricaturas es un contenido para niños. Gracias a esto, fui capaz de cambiar mi forma de pensar y a partir de entonces soy una de las personas mas tolerantes que haya visto este mundo. Pues comprendí que no puedo puedo estar en contra de algo que no conozco o no comprendo.

Y si algo no me interesa, no lo juzgo por su apariencia, investigo un par de cosas y en ocasiones lo pruebo y solo entonces emito un juicio que es solo para mi. Pues he comprendido que no todo lo que para mi funciona va a funcionar necesariamente para todas las personas. Y que cada cual tiene la libertad de expresar lo que a sus intereses convenga sin importar si se trata de los desvaríos de un hebrio, feminismo sin sentido o sus gustos por una cultura extranjera.

Creoq ue esto es algo que sin lugar a dudas nos hace falta en la sociedad en que vivimos, pues estamos acostumbrados a seccionar a las personas por sus gustos e intereses. Y vemos todo lo que no concordamos como algo extraño.

Cuando en realidad nada es raro, porque los patrones de conducta se dan en función al entorno en el que te desenvuelves y lo que para ti es algo normal, para las personas fuera de ese entorno social es algo distinto o extraño.

Y esto se da en absolutamente todos los grupos sociales.

No es nada malo tener gustos o preferencias diferentes a los demás, el problema es cuando se encasilla a las personas de acuerdo a sus costumbres. Una prueba de ello es la música, pues tendemos a seccionar a las personas de acuerdo a sus gustos musicales. Tenemos pues que de acuerdo a los gustos musicales de las personas podemos concentrarlas en dos grandes grupos, que son los fresas y los nacos.

En realidad no se está bien definido cual tipo de música encasilla a cada cual, sino a que grupo perteneces, de esta forma que siempre verás al otro grupo como algo malo por ser diferente (nota: tus gustos musicales tampoco indican necesariamente tus preferencias sexuales ¬_¬).

Otra forma de encasillar a las personas es por su forma de vestir, porque somos tan intolerantes que inclusive no toleramos a las personas que se visten diferente de nosotros, aunque para ellos nosotros también estemos vestidos de la fregada (hahaaha yo entro dentro de una categoría especial denominada fodonguez extrema).

Y esto es lo peor de todo porque desafortunadamente en nuestra sociedad puede producir discriminación, pues dependiendo de la forma que te vistas es como las personas te tratan (desafortunadamente lo he vivido, las personas te tratan con amabilidad cuando estás vestido de manera formal).

Es que la gente es tan intolerante, que cree que las personas valen de acuerdo a sus capacidades económicas, y que éstas son determinadas por la forma de vestir. Somos incapaces de analizar a las personas de acuerdo a sus capacidades intelectuales y juzgamos a las personas por su apariencia.

Incluso en cuastiones laborales, medimos las posibilidades de éxito de una persona de acuerdo a su vestimenta, y preferimos una buena presentación antes que capacidades de acción y reacción. Es decir, tu negocio se puede ir al carajo mientras tengas personas bien vestidas para hundirse contigo.

En resumen, no debemos juzgar a las personas por sus gustos o intereses, o su forma de vestir. Lo que realmente importa es la calidad y calidez humana. Porque estamos formados de miles de gustos, y a ti puede no gustarte el anime, los juegos de cartas o los juegos de internet y tal vez lo consideres algo estúpido. Y a mi puede no gustarme lo que a ti te gusta y creeme que seguramente lo considero algo estúpido, pero de seguro tenemos algo en común aunque sea el hecho de que los dos creemos que lo que le gusta al otro es estúpido.

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