La verdad es que no tengo idea de como comenzar a escribir
esta entrada. Por lo general empiezo con un poco de humor, algunas otras veces
con algún dato estúpido e irrelevante. Pero, en esta ocasión no estoy seguro de
la dirección que debo darle a esta editorial.
Primero porque creo que es un tema que debe ser tratado con
seriedad, puesto que no quiero caer en insultos ni provocaciones, o herir
susceptibilidades a todos aquellos que no piensen de la misma manera en que yo
lo hago.
Y segundo, no quiero ser igual a aquellas personas que me
llevaron a escribir este documento.
Todo este tema comienza hace un poco mas de tres meses. Antes
de que empezaran las campañas electorales. Durante mucho tiempo (y no lo digo
con vergüenza), apoyé el proyecto de nación que impulsaba un personaje pintoresco,
populachero y demagógico hasta el tuétano llamado Andrés Manuel.